No resulta fácil encontrar la manera para dejar atrás las preocupaciones del día a día, algo hay en el momento de zarpar, largando las amarras que parece que una goma de borrar ha pasado por esa parte del cerebro que nos martillea con las preocupaciones. Es cierto que el tiempo es relativo, cuando navegas varios días parece que vuelves de otro tiempo, más intenso y con otro ritmo.
Poder compartir esas sensaciones con la gente que navegas y hablar de cualquier cosa en este marco y con la cabeza de vuelta a ti mismo es una de las sensaciones mejores a bordo, podemos ser muy diferentes cuando estamos desconectados y disfrutando.
Cuando estoy a bordo esperando que llegue un grupo nuevo, acabando de preparar las últimas cosas y les veo aparecer por el fondo del muelle nunca puedo evitar disfrutar de ver sus ganas de empezar y los pasos apresurados cargados de todos los pertrechos y víveres, alzando la mano…estoy aquiiii, vista arriba para localizarme, vista abajo para ver por donde pisas, ¡es alliiii, ya lo he vistooo!!! ¡¡vamos, vamos!!!. Preparar y explicar la maniobra y zarpar. Recuerdo una de las veces que me comentaba una chica que venía con un grupo…”que suerte tienes con este trabajo” y tras pensarlo dos segundo lo único que pude decir fue “pues si” “no cabe duda” y nos miramos con esa sonrisa de los que han visto algo evidente.
Han pasado unos cuantos años y mucha gente a bordo, al principio siempre pensaba si llegaría a detestar esto cuando se hubiera convertido en un trabajo, y hoy, mirando hacia atrás veo que ha sido exactamente lo contrario, he tenido la suerte de conocer a mucha gente buena y divertida gente que se ha convertido en amiga y con la que navegar ha pasado a ser una adicción que cada vez necesitas más, y ojo…que puede ser agotador, pero cuando el trabajo agotador no te gusta se llama estress, y cuando te gusta…se llama pasión.
Poder compartir esas sensaciones con la gente que navegas y hablar de cualquier cosa en este marco y con la cabeza de vuelta a ti mismo es una de las sensaciones mejores a bordo, podemos ser muy diferentes cuando estamos desconectados y disfrutando.
Cuando estoy a bordo esperando que llegue un grupo nuevo, acabando de preparar las últimas cosas y les veo aparecer por el fondo del muelle nunca puedo evitar disfrutar de ver sus ganas de empezar y los pasos apresurados cargados de todos los pertrechos y víveres, alzando la mano…estoy aquiiii, vista arriba para localizarme, vista abajo para ver por donde pisas, ¡es alliiii, ya lo he vistooo!!! ¡¡vamos, vamos!!!. Preparar y explicar la maniobra y zarpar. Recuerdo una de las veces que me comentaba una chica que venía con un grupo…”que suerte tienes con este trabajo” y tras pensarlo dos segundo lo único que pude decir fue “pues si” “no cabe duda” y nos miramos con esa sonrisa de los que han visto algo evidente.
Han pasado unos cuantos años y mucha gente a bordo, al principio siempre pensaba si llegaría a detestar esto cuando se hubiera convertido en un trabajo, y hoy, mirando hacia atrás veo que ha sido exactamente lo contrario, he tenido la suerte de conocer a mucha gente buena y divertida gente que se ha convertido en amiga y con la que navegar ha pasado a ser una adicción que cada vez necesitas más, y ojo…que puede ser agotador, pero cuando el trabajo agotador no te gusta se llama estress, y cuando te gusta…se llama pasión.