Me gusta zarpar al atardecer y hacia el oeste, no sé muy bien porque, pero quizá el tener una puesta de sol garantizada es uno de los motivos. Organizar las guardias, la cena, alguna copita si se tercia…y lo demás…hablar, callar, mirar, escuchar, un poco de todo.
Uno de los secretos que trae la noche en el mar es su cielo, puedes imaginar que perdido en el mar, sin ninguna luz, aunque sea el mismo cielo que vemos desde cualquier parte da la impresión de que nunca lo habíamos visto. Otro secreto es el efecto que se produce en algunas ocasiones cuando el plancton sube a la superficie, en contacto con el barco y su estela se enciende, literalmente se ilumina el mar por donde estamos navegando, da un aspecto mágico a la navegación, es una luz fluorescente que parece brillar a nuestro paso, como si estuviéramos por el espacio. A veces si tienes suerte ves las dos cosas, a veces ninguna, pero todas las noches en el mar tienen algo que contarte.
Uno de los secretos que trae la noche en el mar es su cielo, puedes imaginar que perdido en el mar, sin ninguna luz, aunque sea el mismo cielo que vemos desde cualquier parte da la impresión de que nunca lo habíamos visto. Otro secreto es el efecto que se produce en algunas ocasiones cuando el plancton sube a la superficie, en contacto con el barco y su estela se enciende, literalmente se ilumina el mar por donde estamos navegando, da un aspecto mágico a la navegación, es una luz fluorescente que parece brillar a nuestro paso, como si estuviéramos por el espacio. A veces si tienes suerte ves las dos cosas, a veces ninguna, pero todas las noches en el mar tienen algo que contarte.